Un dato sorprendente es que el cerebro en sí mismo no tiene receptores del dolor. Esto significa que, durante procedimientos como cirugías cerebrales, los pacientes pueden estar despiertos sin sentir dolor directamente en el tejido cerebral, ya que el dolor que generalmente experimentamos proviene de las meninges y otros tejidos circundantes. Esta característica es uno de los muchos ejemplos de la asombrosa complejidad y especialización del cerebro humano.
Un dato sorprendente es que el cerebro en sí mismo no tiene receptores del dolor. Esto significa que, durante procedimientos como cirugías cerebrales, los pacientes pueden estar despiertos sin sentir dolor directamente en el tejido cerebral, ya que el dolor que generalmente experimentamos proviene de las meninges y otros tejidos circundantes. Esta característica es uno de los muchos ejemplos de la asombrosa complejidad y especialización del cerebro humano.
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